jueves, 1 de abril de 2010

LOS GRUPOS DE TERAPIA: UN ESPEJO PARA DESCUBRIRTE

Casi todas las personas estamos atrapadas en conductas que producen una gran cantidad de miedos, ansiedad, culpa, preocupaciones, dependencias que nos impide disfrutar de todo lo que la vida nos ofrece. Toda relación en grupo enriquece. Sea la pareja, la familia, los amigos o el ambiente de trabajo, son estas relaciones las que nos enseñan quienes somos, nos devuelven una imagen de cómo actuamos y qué provocamos en los demás.

Porque crecemos y aprendemos a través de los demás, el grupo terapéutico ofrece una oportunidad excepcional para resolver estos conflictos. El grupo por sí mismo es sanador, al aparecer las necesidades busca la manera de afrontarlo por sí solo. A través del trabajo grupal adquiriremos más conciencia de uno mismo, mejorando, así, la relación que tenemos con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea. Desde esa conciencia podremos darnos cuenta y evita los mecanismos que continuamente nos generan sufrimiento.

Dentro del conjunto de técnicas grupales que se han mostrado eficaces en las dinámicas de grupo, las técnicas gestálticas y bioenergéticas y la Arteterapia destacan por sus beneficios terapéuticos al facilitar nuevos espacios para el “darnos cuenta” de los nuestros conflictos internos y conectar con “el aquí y ahora”.

En un espacio de seguridad y confianza y utilizando diversas técnicas y recursos terapéuticos propios de la Psicología Humanista como la Bioenergética, la Gestalt o la Arteterapia, el Movimiento Expresivo o la Eutonía pero, sobre todo, la energía amorosa del grupo, iremos resolviendo los conflictos que nos impiden ser feliz.

Nuestro trabajo gira en torno a la presencia, la conciencia y la responsabilidad. El énfasis en la toma de conciencia, la presencia desde el contacto a través de los sentidos, la vivencia del “aquí y ahora”, centrarse en la experiencia, en la propia percepción, en los actos, los gestos, las posturas y experimentar lo espontáneo a través de la expresión artística serán los caminos que nos ayudaran a escuchar los mensajes del cuerpo, a hacernos responsables de nuestras decisiones, a diferenciar la realidad de la fantasía reconociendo nuestras virtudes y los pensamientos y rasgos de nuestro carácter que limitan, condicionan y distorsionan nuestra realidad.

El papel del psicoterapeuta es solo el de acompañar, servir de espejo para que la persona pueda sanar a través de la energía amorosa que se genera en la relación terapéutica, acompañando con un cierre de recogida todo lo que ha acontecido.

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